Un legado espiritual: 29 años de la Diócesis de Ciego de Ávila.

La Iglesia en Ciego de Ávila celebra su erección cada 28 de abril de 1996 mediante la bula Universale Ecclesiae del papa Juan Pablo II. Celebran así el XXIX aniversario de la creación de esta Diócesis en la que vive, trabaja y reza una parte del Pueblo de Dios que peregrina en Cuba. Durante estos años hemos sido testigos del trabajo de muchos misioneros que han pasado por nuestras comunidades, desafiando las barreras del idioma y las culturas. Gracias a los que hoy prosiguen entre nosotros esta labor, podemos continuar la evangelización.

En este tiempo hemos vivido momentos difíciles y complicados, pero también son grandes las alegrías que Dios nos ha concedido, por eso tenemos una mirada esperanzada hacia el futuro diocesano: así como nunca nos ha faltado la presencia de Dios en estos veintinueve años, tampoco Él nos dejará de la mano en lo que está por venir. Tenemos la certeza de que, en realidad, esta obra es de Dios, nosotros solo somos sus colaboradores.

Haciendo un poco de historia, vale destacar que el 2 de febrero de 1996, fue la erección de  la Diócesis de Ciego de Ávila por Bula Pontificia del Papa Juan Pablo II. El 28 de abril de 1996, toma posesión como primer obispo de Ciego de Ávila, Mons. Mario Eusebio Mestril Vega, quien adquiere la condición de Catedral el templo parroquial de Ciego de Ávila, aquel inaugurado y bendecido el 20 de mayo de 1951.

Por primera vez después de haber sido creada la Diócesis de Ciego de Ávila, se celebró la  Solemne y Tradicional MISA CRISMAL en nuestra Iglesia Catedral el domingo 16 de marzo de 1997.

A esta Iglesia de Ciego de Ávila, a todos sus sacerdotes, diáconos y religiosas, a cada uno de los laicos de nuestras parroquias, zonas pastorales y comunidades, el Señor nos invita en esta fiesta diocesana a confiarnos a su Divina Providencia y a buscar nuevas formas de compartir la fe y anunciarla, aun en medio de las limitaciones actuales y futuras, confiados en que Dios nos concederá la fortaleza necesaria en cada instante.

Como Iglesia Diocesana estamos llamados hoy no solo a celebrar y a agradecer a Dios sino, sobre todo, a dejarnos guiar por el Espíritu Santo que nos conduce y nos anima siempre.

FOTOS Y TEXTO: Equipo de comunicación Diócesis Ciego de Ávila.

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