Jueves Santo: Amor, Servicio y Entrega

El Jueves Santo es una de las celebraciones más profundas y significativas para los católicos, pues marca el inicio del Triduo Pascual, el corazón de nuestra fe. En esta noche sagrada, recordamos cómo Jesús, consciente de su próxima pasión, nos dejó dos grandes regalos: la Eucaristía y el ejemplo de humildad al lavar los pies a sus discípulos. Con estas acciones, nos enseña que el amor verdadero se demuestra con hechos, no solo con palabras.

Precisamente es lo que sucedió en las parroquias y comunidades de todo el país. Se congregaron los fieles este jueves para revivir este momento guiados por sus pastores. En un gesto de amor y entrega se hizo el lavatorio de los pies a algunos de los presentes, como muestra de cuanto significa estar al servicio de otros. El Jueves Santo es así una celebración que marca un antes y un después. Invita a pensar en lo que vivió Jesús y la enseñanza que nos deja. Con la última cena instituyó la Eucaristía, y al lavar los pies a sus discípulos, muestra un acto de humildad y servicio. Es un día para reflexionar sobre lo que hacemos a los demás.

Signos de la Celebración.

Durante la Misa de la Cena del Señor, Jesús, el Maestro y Señor, se arrodilla ante sus discípulos para servirles, mostrando que el amor se expresa en el servicio humilde. Por otra parte, la institución de la Eucaristía, en la Última Cena, Jesús nos dejó su Cuerpo y Sangre como alimento espiritual, un sacramento de su presencia permanente entre nosotros. Este signo que mantenemos vivo en cada celebración de la Santa Misa. Al final de la celebración, el Santísimo Sacramento es reservado, recordándonos que Jesús se retira a orar en Getsemaní, preparándose para entregar su vida por nosotros.

Así inicia al Triduo Pascual, el corazón del año litúrgico, con la celebración solemne del Jueves Santo. Es la noche sagrada en la que la Iglesia recuerda y celebra tres grandes misterios: la institución de la Eucaristía, el nacimiento del Sacerdocio ministerial y el mandamiento del amor fraterno, según nos narra el Santo Evangelio de San Juan: «Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1).

El Mensaje del Lavatorio de los Pies.

Vale siempre destacar que cuando Jesús lava los pies a sus discípulos, Pedro se resiste, pues no comprende que el Mesías actúe como un siervo. Sin embargo, Jesús le dice: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo» (Jn 13,8). Con esto, nos enseña que el camino del cristiano es el servicio, sin importar títulos o dignidades. Judas, en cambio, ya había decidido traicionarlo, mostrando cómo el egoísmo y la ambición alejan del amor verdadero.

La Última Cena: Un Legado de Amor.

Cada día los sacerdotes levantan el pan y el vino. Nos hacen volver a ese instante de la Última Cena, cuando Jesús comparte con sus discípulos. Así lo hizo Él, y como tal quedó no solo instituida la Eucaristía, sino también el sacerdocio ministerial, invitándonos a vivir en comunión. Al compartir el pan y el vino, nos dice: «Hagan esto en memoria mía» (Lc 22,19). Cada vez que celebramos la Misa, renovamos este pacto de amor y entrega.

¿Por qué Recordamos Este Día?

El Jueves Santo nos llama a imitar a Cristo: En la Eucaristía, encontramos fuerza para seguir su camino. En el lavatorio de pies, aprendemos que el poder más grande es el servicio. Este día nos inspira a vivir como comunidad, amando y sirviendo como Jesús lo hizo. Que su ejemplo nos impulse a ser luz para los demás, especialmente para los más necesitados. Que sepamos compartir, estar unidos y servir ante todo.

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