Yo soy la luz del mundo. El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». Y es que ellos mismos son luz, hombres y mujeres que han escogido la vida consagrada y que tuvieron su celebración este domingo 2 de febrero. El lema escogido para este año es “Peregrinos y sembradores de esperanza”.

En varias Diócesis del país se reunieron aquellos que han contestado al llamado de Dios y han decidido dedicar su vida completamente a la iglesia desde sus votos de pobreza, castidad y obediencia, buscando seguir más de cerca a Cristo, dedicándose al servicio de la fe y de los demás.
Fue el Papa Juan Pablo II en el año 1997 quien instituyó el 2 de febrero como jornada de la Vida Consagrada. Justo cuando se está celebrando en la iglesia Católica el Año Jubilar, llega esta esta Jornada que destaca la belleza de las vocaciones de las personas consagradas, una cualidad que nace de las alegres noticias que portan y transmiten.


La celebración de este domingo en Cuba acogió en diferentes templos a aquellos que su día a día es esparcir las semillas de la esperanza en su camino. Escoger la vida consagrada, abrir oídos al llamado de Dios, poner el corazón y los pasos en bien de otros, es más que arriesgado, pero ellos están ahí para ser ejemplo y guía. Se dejan la piel en la oración; en la celebración litúrgica; en el estudio y la reflexión; en la educación y docencia; en el cuidado de los enfermos y del momento final de la vida; en el compromiso social con los más vulnerables.
Ir a llevar el mensaje del evangelio por el mundo, dejando a un lado casa y familia, saliendo de tu espacio confortable, es cuestión de fe y muestra de compromiso. En cada lugar que llegan encuentran dificultades, muros, abismos, pero con la compañía y guía de Dios, van confiados en que todo tiene un propósito por el que vale la pena seguir adelante.


En el caso de los que escogen estar en Cuba, viven una realidad que comparten como diferente, pero que fortalece. Se adentran en lo popular rodeados de las mismas dificultades que los nacidos en la isla. Asumen cuestiones que muchas veces no son para las que fueron formados, pero no descuidan la labor de transmitir el mensaje de esperanza entre tantos vaivenes. Los consagrados, fieles a su identidad, se mantienen con actitud vigilante para despertar al mundo a la luz del evangelio. A ellos el agradecimiento por escoger esta tierra para hacerla fértil a la palabra de Dios.


ALGUNAS FOTOS TOMADAS DE MUROS DE FACEBOOK