Jubileo y fiesta del Divino Niño en Santi Spiritus.

El domingo 26 de enero se celebró el Jubileo parroquial de los niños de la catequesis en la parroquia Nuestra Señora de la Caridad de Sancti Spiritus. En el 4to domingo de enero se hace memoria en Cuba del Niño Jesús de Praga, fue ocasión para celebrar el Jubileo y recordar el antiguo colegio parroquial que llevaba este nombre.

En la Eucaristía presidida por el padre Yoan Ernesto Bonet Espino se dio gracias por la semilla de la fe que allí se cultivó en el corazón de tantos feligreses de esta parroquia de La Caridad y ciudad espirituana. Los niños rezaron por las intenciones del Santo Padre, renovaron la fe y la esperanza. Especial momento fue el de la piñata preparada a la entrada del templo, con la que los pequeños disfrutaron entre cantos y risas.

EL SANTO NIÑO JESÚS DE PRAGA.

Los cristianos siempre han tenido una gran devoción al Niño Jesús. Nos hace presente el gran misterio de la Encarnación: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».

La particular devoción al Santo Niño Jesús de Praga comenzó a principios del siglo XVII. La Princesa Polyxenia de Lobkowitz recibió, como regalo de su madre en su matrimonio, una hermosa estatua del Divino Niño procedente de España, donde ya era difundida su devoción. La estatua era de cera, de 48 cm. El Niño Jesús está de pie, con la mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la izquierda sostiene un globo que representa la tierra. Su rostro es tierno y gracioso.

Después de la muerte de su esposo, la princesa se dedicó a las obras de caridad. Los religiosos de la orden carmelita en Praga, fueron particularmente favorecidos por la generosa asistencia de la princesa.

En el año 1628 estalló la guerra en Praga y el monasterio de los monjes fue reducido al extremo de la pobreza. En aquellos días, la Princesa Polyxenia se presentó a la puerta del monasterio con su estatua y dijo así: «Aquí les traigo el objeto de mi mayor aprecio en este mundo. Honrad y respetad al Niño Jesús y nunca os faltará lo necesario».

La hermosa estatua fue colocada en el oratorio del convento. Su túnica y el manto habían sido arreglados por la misma princesa. Muy pronto sus palabras resultaron proféticas. Mientras los religiosos mantuvieron la devoción al Divino Infante de Praga, gozaron de la prosperidad. En 1631 el ejército de Sajonia entró en Praga y los Padres Carmelitas se trasladaron a Munich sin llevarse la estatua la que terminó arrojada a los escombros por manos de los herejes invasores, luego de alcanzada la paz fue encontrada y restaurada, alcanzado numerosas gracias.

Durante el pasado siglo, debido a las dictaduras nazi y comunista, la veneración fue silenciada durante más de 50 años. De todas maneras, todavía muchos peregrinos viajaban para ver al Niño Jesús, principalmente desde países de habla hispana.

Al Divino Niño le llamaban el «Pequeño Grande» y su reputación milagrosa se esparció por todas las naciones. En innumerables colegios, parroquias, hogares, el Divino Niño entró a presidir y derramar sus bendiciones, sobre todo la gracia de la fe.

La devoción al Divino Niño siempre había sido practicada por los carmelitas. Santa Teresa de Jesús practicaba una devoción muy particular al Divino Niño. Igualmente, lo hacía Santa Teresita, llamada la «pequeña flor de Jesús».

En Sancti Spiritus gracias a esta congregación religiosa y al recuerdo del colegio parroquial de la iglesia de La Caridad, su devoción ha continuado presente en estas tierras del centro de Cuba.

Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara

✍️ Omar Vega Rodríguez con información del padre Yoan Ernesto Bonet Espino

📸 Fotos del Jubileo parroquial de los niños y del antiguo colegio Niño Jesús de Praga

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