Salesianos en Cuba: Transformación y Evangelización Juvenil.

Comunidad Arquidiócesis Camaguey

De las más de 100 congregaciones que tiene la iglesia católica en Cuba, son parte los salesianos de Don Bosco, oficialmente conocidos como la Sociedad de San Francisco de Sales. Hoy celebramos a este Santo Patrono de la Familia Salesiana, que venció su mal carácter por amor a la Virgen. Estos padres son reconocidos en la Iglesia como un instituto religioso clerical dedicado a las obras apostólicas. 

En la actualidad son 12 sacerdotes salesianos en Cuba, 4 en La Habana, 2 en Santa Clara, 3 en Camagüey, 3 en Santiago de Cuba. Es una congregación religiosa masculina dedicada a la actividad apostólica y misionera y a las muchas obras que la caridad cristiana ha suscitado, pero sobre todo al servicio de los jóvenes, especialmente de los más pobres y abandonados.

Como Don Bosco lo hizo en su tiempo, parte de su misión es la educación y la evangelización, orientado a la promoción integral de la persona. Tienen a los jóvenes como los primeros y principales destinatarios de su atención, ayudando así a que se conviertan en personas con conocimientos, recursos y fe que le sirvan para guiarse en la vida.

La Obra Salesiana surge en Cuba a iniciativa de la bienhechora camagüeyana Dolores Betancourt Agramonte, que, con la intención de dotar a su ciudad natal de una institución educativa para niños pobres, visita en 1915 la ciudad de Turín y gestiona con el Rector Mayor de los Salesianos y II sucesor de Don Bosco, Don Pablo Albera, la idea de confiar a los Salesianos esta misión.

En 1917 llegan el P. José Calasanz Marqués, el italiano P. Esteban Capra y dos coadjutores españoles. Mientras tanto se construía el primer colegio del cual estarían a cargo, el Obispo de Camagüey, Mons. Valentín Zubizarreta, confía a los Salesianos la parroquia de la Caridad, en cuya sacristía, convertida en aula y con la ayuda de otros religiosos, se empieza a impartir clase a unos 30 niños pobres del vecindario.

Es así como queda registrada la Arquidiócesis de Camagüey como la primera donde se asentaron los misioneros de Don Bosco y con la feliz circunstancia de que tres de los cuatro salesianos que llegaron son ahora beatos. Es válido mencionar, que, aunque no fue el iniciador de la obra salesiana en Cuba, Monseñor Félix Ambrosio Guerra Fezzia, SDB, fue el primero que pisó tierra cubana en la Arquidiócesis de Santiago de Cuba en 1915. Fundó en 1920 la Escuela Profesional de Artes y Oficios Don Bosco en uno de los barrios más marginales de la ciudad de Santiago, comenzando de esa forma la obra salesiana en esa región.

A decir del Padre Hervé, que atiende la Iglesia Don Bosco en el municipio 10 de Octubre, en La Habana, dice que para ellos el impacto es muy positivo, porque siempre tienen jóvenes y su trabajo es de actualidad. A pesar de la realidad que pasamos con la cuestión de migración, familia disfuncional siempre buscamos una forma de entrar en contacto con los jóvenes, comentó.

Aunque en Cuba no existen los colegios religiosos ni privados desde la revolución de 1959, los Salesianos han sabido encontrar su lugar y desarrollar el Sistema Preventivo de Don Bosco llegando a los jóvenes a través de la labor parroquial, donde desarrollan una evangelización social gracias a los talleres de todo tipo que imparten en los centros juveniles y en los oratorios.

Los salesianos se reconocen abiertos a los valores culturales de los países en los que trabajan, tratando de entender y acoger las realidades de sus comunidades, para incorporar en ellos el mensaje de la iglesia. Se interesan por las necesidades de los jóvenes y los círculos populares, con una gran voluntad de actuar desde la Iglesia y, en su nombre, mover y guiar la acción pastoral para el advenimiento de un mundo más justo y más fraternal en Cristo.

Somos muy agradecidos con el apoyo de la comunidad, porque sin ella la misión no sería como está, comenta el Padre Hervé, y dice estar feliz de que los padres manden sus niños para compartir juntos la fe y la alegría salesiana.

La congregación fue fundada por San Juan Bosco, un educador italiano del siglo XIX, y tienen presencia en 133 países. Don Bosco contempló en san Francisco de Sales, sobre todo, su celo incansable en la acción pastoral; y ve en él un modelo a imitar en el modo de desarrollarla; es decir, en la práctica de la dulzura y mansedumbre.

Nos comenta el Padre Hervé, que el desafío es siempre llevar a los jóvenes que llegan a los patios de la iglesia, hasta dentro del templo. Pasado el tiempo es muy bonito ver cómo un joven, después de conocer el camino de la fe, se brinda para las cosas de Dios. Somos testigos, no descuidamos las vocaciones apostólicas; y se preocupan por los ambientes populares, atendiendo a los laicos evangelizadores, a la familia, a la comunicación social, y entre los pueblos aún no evangelizados.

El apelativo salesiano hace referencia a Francisco de Sales; pero no solo a su persona, sino también a su espíritu y a su mensaje. Muy pronto comprendieron los seguidores de Don Bosco que el espíritu de san Francisco de Sales era su mismo espíritu. La traducción del más auténtico espíritu salesiano la transmitió Don Bosco en su pequeño tratado sobre el sistema preventivo. 

FOTOS TOMADAS DE LAS REDES.

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