Frente a más de un millón de jóvenes reunidos en Tor Vergata, el Papa León XIV puso fin al jubileo dedicado a la juventud, el evento más numeroso de este Año Santo de la esperanza convocado por Francisco. En su homilía, el Pontífice los invitó a buscar la verdadera felicidad a través de una amistad sincera con Cristo, cultivada mediante la oración, la adoración, la comunión eucarística, la confesión frecuente y la caridad generosa.
Aspirar a la santidad y mirarse en ejemplos jóvenes
“Aspiren a cosas grandes, a la santidad donde sea que estén, no se conformen con menos”, alentó el Santo Padre, poniendo como ejemplo a santos jóvenes como Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, próximos a ser canonizados.
Guiándose por las lecturas dominicales, León XIV recordó que el encuentro con Jesús Resucitado transforma la vida, iluminando deseos y pensamientos. Animó a los jóvenes a no temer su fragilidad, sino a vivir una vida renovada en el don y amor.
Buscar la verdadera felicidad más allá del consumo
El Papa preguntó qué es la verdadera felicidad y cómo sacar la vida de la rutina sin sentido. Destacó que la plenitud de la existencia no está en acumular bienes sino en acoger y compartir con alegría, mirando hacia lo celestial.
Una invitación a construir un mundo de fraternidad y paz
Al concluir la celebración, León XIV describió estos días como “una cascada de gracia” y recordó a los jóvenes en guerra. Los alentó a ser constructores de un mundo más fraterno y anunció la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Corea del Sur en 2027.