El Papa León XIV: El amor ejercitado cada día transforma el mundo

El deporte como escuela de humanidad y fe

Durante la celebración de la solemnidad de la Santísima Trinidad, el Papa León XIV presidió la Misa del Jubileo del Deporte en la Basílica de San Pedro, resaltando el valor del deporte como un medio privilegiado para la formación humana y cristiana. El Pontífice subrayó que la práctica deportiva enseña a colaborar, a convivir y a valorar el encuentro con los demás, recordando la vida ejemplar de Pier Giorgio Frassati, patrono de los deportistas, quien será canonizado el próximo 7 de septiembre. También evocó las palabras de Pablo VI sobre el papel del deporte en la construcción de la paz.

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La Trinidad: modelo de comunión y dinamismo

Inspirándose en san Agustín, León XIV explicó que la sabiduría divina se revela en la Trinidad, donde Dios es comunión y relación viva entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta “danza de amor recíproco” es fuente de vida y nos invita a salir de nosotros mismos para encontrarnos con los demás. El Papa recordó que el deporte, cuando va más allá de la competencia individualista, refleja esta dinámica divina y se convierte en un camino de crecimiento interior y apertura al prójimo.

El sentido cristiano del deporte: darse por los demás

El Papa destacó que ser verdaderamente deportista va más allá del rendimiento físico: implica entregarse por los demás, por la propia superación, por el equipo, por la familia y hasta por los adversarios. Siguiendo el ejemplo de san Juan Pablo II, León XIV animó a recuperar el sentido gratuito del deporte, que fomenta la amistad, el diálogo y la apertura, por encima de las exigencias del éxito y el consumo.

El deporte como puente de encuentro y fraternidad

León XIV señaló que en una sociedad marcada por el individualismo y la soledad, el deporte —especialmente en equipo— enseña el valor de la colaboración y el compartir, favoreciendo la reconciliación y el encuentro entre personas, familias, comunidades y hasta pueblos enteros. Además, el deporte ayuda a mantenernos conectados con la realidad, alejándonos de los mundos virtuales y valorando el esfuerzo, el cuerpo y el tiempo compartido.

Papa Ingresanda a la Basilica

Aprender de la derrota y crecer en esperanza

El Papa recordó que el deporte enseña a aceptar la derrota y a reconocer la propia fragilidad, abriendo así el corazón a la esperanza. Los verdaderos campeones no son infalibles, sino aquellos que, tras caer, encuentran la fuerza para levantarse y seguir adelante.

El entrenamiento del amor y la santidad cotidiana

León XIV destacó que muchos santos, como Pier Giorgio Frassati, encontraron en el deporte una vía para crecer en santidad y evangelizar. Así como nadie nace campeón, tampoco nadie nace santo: es el ejercicio diario del amor lo que nos acerca a la verdadera victoria y nos impulsa a construir un mundo nuevo, justo y fraterno.

Una misión para los deportistas: reflejar el amor de Dios

El Papa animó a los deportistas a asumir la misión de ser reflejo del amor trinitario en todas sus actividades, comprometiéndose con entusiasmo como atletas, entrenadores, familias y comunidades. Concluyó pidiendo la intercesión de María, ejemplo de prontitud y entrega, para que acompañe y oriente los esfuerzos de todos hacia la alegría plena y la victoria definitiva.

Tomado:Vatican News

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