La Santa Sede publicó el mensaje del Papa Francisco para la XXXIII Jornada Mundial del Enfermo, celebrada el pasado 11 de febrero. Este año, bajo el lema «La esperanza no defrauda (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación», el Santo Padre invitó a los fieles a vivir esta jornada como «peregrinos de esperanza», en el marco del Jubileo 2025.
En su mensaje, el Papa reflexionó sobre el poder transformador de la esperanza cristiana, especialmente en momentos de sufrimiento. Subrayó que esta esperanza no es un simple optimismo humano, sino un don divino que fortalece a quienes atraviesan pruebas difíciles. A través de su carta, propuso tres aspectos fundamentales para comprender cómo Dios se hace presente en medio del dolor: el encuentro, el don y el compartir.
El encuentro con Dios en la enfermedad
El Papa destacó que la enfermedad puede ser una oportunidad para encontrarse con Dios. En los momentos difíciles, aseguró que el Señor nunca abandona a sus hijos y muchas veces sorprende con una fortaleza inesperada. Citando a San Juan Pablo II, recordó que «el dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación» y animó a los fieles a aferrarse a la fe como fuente de consuelo.
La esperanza como don divino
Francisco señaló que la verdadera esperanza proviene de Dios y se comprende mejor en medio del sufrimiento. Inspirándose en las palabras de San Pablo («Nada, ni la muerte ni la vida […] podrá separarnos jamás del amor de Dios», Rm 8,38-39), recordó que Cristo Resucitado camina junto a los creyentes, iluminando incluso los momentos más oscuros.
Compartir el sufrimiento como expresión de amor
El mensaje también enfatizó la importancia de la solidaridad en el dolor. El Papa resaltó cómo los lugares donde se sufre pueden convertirse en espacios de enriquecimiento mutuo y manifestaciones concretas de caridad cristiana. Acompañar a los enfermos no solo es un acto de amor, sino también una oportunidad para aprender a esperar y creer.
Francisco expresó su gratitud hacia quienes cuidan y acompañan a los enfermos: médicos, enfermeros, familiares y voluntarios. Reconoció su labor como un testimonio vivo de amor cristiano y encomendó tanto a los enfermos como a sus cuidadores a la intercesión de María,Salud de los Enfermos. Concluyó su mensaje con una bendición especial, animando a toda la comunidad cristiana a hacer de esta jornada un verdadero canto de esperanza y un testimonio luminoso para toda la sociedad.
Aquí al final dejamos el mensaje original del Santo Padre para quienes deseen leerlo íntegramente y reflexionar más profundamente sobre sus palabras.
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON OCASIÓN DE LA XXXIII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO