La esperanza cristiana no engaña ni defrauda, porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios. Con estas palabras, el Papa Francisco nos convocaba al Jubileo 2025.
Este es un tiempo de encuentro con el Señor Jesús, puerta de salvación. A Jesús la Iglesia tiene la misión de anunciarlo siempre a todos y en todas partes, pues Él es nuestra esperanza.
Con esta certeza, los monaguillos de la arquidiócesis de La Habana se dieron cita en nuestro seminario; para jugar, aprender de la fe y ganar la indulgencia concedida por medio de esta celebración jubilar.










