𝐒𝐄𝐑𝐕𝐈𝐃𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐍𝐙𝐀❞
La dulce esperanza de la Patria y de la Iglesia: niños, adolescentes y jóvenes que sirven en sus comunidades como acólitos se reunieron este sábado en la ciudad de Holguín, en una jornada de formación y confraternidad enmarcada en las celebraciones jubilares diocesanas.
Más de medio centenar de acólitos, de entre 7 y 30 años, venidos desde todas las vicarías, profundizaron en tres personajes que las Sagradas Escrituras presentan como modelos ante el llamado que Dios les hace hoy: los profetas Samuel, Jeremías e Isaías.
A partir de la vida del joven mártir san Tarsicio, santo patrono de los monaguillos, los participantes se adentraron en las virtudes y actitudes que deben cultivar quienes prestan este generoso servicio en el altar.
Al concluir la parte formativa, partió la peregrinación hacia la Iglesia Catedral para la bendición de las albas por monseñor Emilio Aranguren, obispo de Holguín, quien presidiría poco después del mediodía la Santa Misa.
En la Eucaristía, concelebrada por el P. Ermelio Pérez y dos sacerdotes verbitas, P. Lukas Mizerak y P. Rado Kottra, monseñor Emilio rememoró sus andanzas como monaguillo durante la infancia e instó a vivir con valentía esta vocación específica que Dios suscita, aunque ello implique sacrificios y renuncias a experiencias apetecibles propias de la juventud.
Refiriéndose a la Última Cena —Evangelio que había sido proclamado—, el obispo enfatizó que, a pedido de Jesús, Pedro y Juan fueron por delante para preparar la mesa donde luego se sentaría su Señor a comer la Pascua, antes de su pasión.
Así sucede con los acólitos, responsables de disponer la mesa del altar donde se actualiza el Santo Sacrificio. Allí, como “servidores de esperanza”, tienen su lugar más íntimo junto a Jesucristo, de quien son, también, seguidores y discípulos.
Dianelis Guerra.
Oficina de Medios de Comunicación. Obispado de Holguín, Cuba.















