Las oraciones por la salud del Papa Francisco han unido a fieles de todo el mundo, creando un mosaico de lenguas y culturas que se unen en una sola voz, reflejando la universalidad de la Iglesia. En este contexto, el Papa ha expresado su gratitud por las oraciones y el afecto recibidos durante su estancia en el Hospital Gemelli de Roma, destacando que se siente sostenido por todo el pueblo de Dios. Esta corriente de fe y solidaridad ha llevado a muchos a acercarse al hospital para rezar por su recuperación.

A continuación, compartimos la vivencia contada por un sacerdote jesuita cubano que realiza sus estudios doctorales en Roma.
Hoy fui con un grupo de amigos al hospital Gemelli para rezar por el papa. En el parqueo hay esta estatua de Juan Pablo II, que pasó aquí largas temporadas durante sus enfermedades. La estatua se ha convertido en un lugar de peregrinación, hay flores, velas, dibujos y hasta globos. La gente llega, reza, se une a rosarios que ya han comenzado o esperan su turno para iniciar otros. Se suceden una multitud de lenguas como en Pentecostés, como es la Iglesia, una en la variedad, tal cual es nuestro mundo que sueña el fin de las guerras y los conflictos.
A mí lado estaban dos ancianas salvadoreñas que travesaron Roma en bus para venir hasta aquí con sus bastones. Les pregunto si quieren rezar el rosario con nosotros en español intercalando las estrofas del canto Santa María del camino.. y lo hacen con gusto. Al final se nos acercan unos deportistas italianos que llevan hasta el papa una antorcha encendida y nos dan las gracias por ayudarlos a orar. Me quedo conversando un rato con una hermanita de Jesús, la que trabajaba en un parque de diversiones y llevaba sus «chicas» a saludar al Papa cada miércoles. Me dice que ella le pide a Dios nos lo deje un poco más porque la Iglesia y el mundo lo necesitan, sobre todo los más pequeños… y una lágrima le corre por la mejilla.
Regreso a casa y sigo entonando en la mente esta estrofa que deseo para Francisco y para todos: mientras recorres la vida, tu nunca solo estás, contigo por el camino, Santa María va.
Nunca vamos solos. Caminamos juntos.