San Álvaro de Córdoba

La semblanza del Álvaro, cuya memoria hoy celebramos, responde a la de un hombre excepcional, como podemos ver a través de su obra, en la que quedó plasmado lo más puro de su alma grande. Álvaro ingresó en la Orden de Santo Domingo de Guzmán (Los Dominicos) y llegó a ser durante unos años profesor en la Universidad de Salamanca, pero al nacer el siglo XV, abandonó la cátedra, movido por la urgencia de apostolado. Recorrió las ciudades y caminos de España, Provenza, Saboya e Italia y será   conocido como el maestro virtuoso, maduro y emprendedor, de la reforma en España. Dada su virtud y sabiduría, todos le tenían como santo y hombre ilustrado. Siendo llamado para ser confesor de Catalina de Lancaster, reina consorte, esposa del rey Enrique III de Castilla y de su hijo, el rey Juan II.

Fray Álvaro de Córdoba moriría con algo más de setenta años, el día 19 de febrero de 1430 en su santo lugar, debido a una lenta y penosa enfermedad, bastante mayor para aquella época, siendo enterrado en el Santuario de Santo Domingo de Scala Coeli, que dista unos 10 kilómetros de Córdoba. El 22 de septiembre de 1714 fue beatificado por Benedicto XIV.

Scroll al inicio