Entre los días 25 y 27 de abril se celebró en El Cobre, Santiago de Cuba, el Jubileo Nacional para Adolescentes, un encuentro que reunió grupos de peregrinos de las diferentes diócesis cubanas. A continuación publicamos tres testimonios que nos describen las experiencias de lo vivido en estas intensas y vivificantes jornadas.
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Nuestro corazón vibra de gozo y felicidad por la experiencia vivida en estos días de Jubileo Nacional de Adolescentes, en el Cobre. Bajo el lema: “Vayamos la encuentro del hermano, como el buen samaritano”, peregrinaron a la casa de nuestra Madre de la Caridad los adolescentes de nuestras diócesis a todo lo largo y ancho de nuestra Cuba.
Desde el viernes 25 y hasta el domingo 27 se vivieron jornadas intensas que han quedado en el corazón de nuestros peregrinos como regalo de Dios. Momentos inolvidables serán: la ORACIÓN CON EL ROSTRO DE JESÚS; el VIA LUCIS, signo de nuestra esperanza en el Resucitado donde recordamos y agradecimos la vida de nuestro papa Francisco; LA ORACIÓN POR CUBA en el Morro; y el ESTAR EN EL CAMARÍN DE LA VIRGEN presentando nuestra vida, nuestros sueños, nuestras familias, cantando la alegría de ser adolescentes que buscan escuchar el llamado de Dios para salir al encuentro del hermano en nuestras realidades.
La Eucaristía de envío fue una bella celebración colmada de signos de resurrección, donde fuimos acompañados por un centenar de adolescentes de la diócesis de Santiago de Cuba.
“Dios ha estado grande con nosotros” nos dice el salmo 125, y es este mi canto personal como asesora de la Pastoral para Adolescentes de la Diócesis de Santa Clara. Llevábamos meses soñando este encuentro, más Dios me ha sorprendido y bendecido. Ser parte de los que han acompañado estos días de jubileo ha sido un reto, nuestro mayor deseo de que fuera un momento que marcara la fe y la vida de los peregrinos ha sido una bella realidad.
Agradezco a tantos que nos animaron a vivirlo como experiencia de resurrección y gratitud por la vida del papa Francisco ante la noticia de su partida a la casa del Padre, agradezco a todos los que de diversas maneras han estado cerca con la oración, los detalles de servicio, los regalos, el apoyo económico. Agradezco el ambiente alegre y cercano que durante estos días fuimos contagiando en todos los peregrinos y nos posibilitó el sentirnos una gran familia de fe. Volver a casa no es terminar el jubileo, sino hacerlo vida y poner en práctica la experiencia que guardamos en el corazón porque estamos “bendecidos, amados y más que vencedores”. ¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya!.
Hna. María del Pilar Meneses Ruíz. SSJ
Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara. Tomadas por los peregrinos























