Texto: Hna. Blanca Aurora Valdés Abreu

El sábado 16 de agosto tuvo lugar en San Cristóbal, Diócesis de Pinar del Río, la gran fiesta por las bodas de plata del Laicado Carmelita Madre Asunción en Cuba. Fue el 16 de julio del 2000 cuando las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús, presentes en esta comunidad, respondiendo a un llamado de la congregación, decidieron compartir el carisma con un grupo de laicos, a los cuales prepararon con esmero. Ese mismo año surgieron grupos en Santa Cruz, Mando Jobo y Chirigota. Unos años después en Bahía Honda, Modesto Serrano, Guanabacoa y Taco Taco.

Por tanto, esta celebración fue una gran acción de gracias por las hermanas y los laicos que, a lo largo de estos años, se entregaron a la misión evangelizadora y al servicio de los más necesitados. Contaron en la celebración con la presencia de Monseñor Juan de Dios Hernández, el Padre Damiano y el Padre Darío, misioneros de Verona y los diáconos Jorge y Vicente. Gracias a las ayudas, todos los grupos pudieron estar presentes. Un gran regalo fue tener allí a la Hna. Mercedes Espinal, consejera de la zona del Caribe, representando a toda la congregación.
Monseñor Juan de Dios, les animó a valorar el don recibido, a continuar llevando el legado de quienes desde el cielo o ya en sus hogares fueron con intensidad carmelitas comprometidos en sus comunidades.

Terminada la homilía se leyeron los testimonios de la vida de los hermanos Gustavo, Nilda Santoyo y Nieves de Mango Jobo, las dos últimas que ya descansan en el Señor. Muchas lágrimas saltaron, pero la alegría de haber compartido con estos hermanos que han tenido actitudes heroicas, defendiendo la fe y sirviendo a la iglesia, algo que llena de orgullo. En las ofrendas se presentó un cuaderno con las actas de los encuentros del equipo coordinador del laicado del 2003 al 2016, celosamente guardado por nuestra hermana Elba. Junto a la sal, la luz y la toalla, se pusieron los diferentes servicios de los laicos: comedores de ancianos, lavatines, misiones, catequesis, ministros de la comunión, animadores de comunidades, pastoral con los familiares de los presos. Y una cesta con los nombres de las hermanas y laicos que ya gozan del Señor.

Estuvieron presentes hermanas que se inician en el Laicado, también había algunas jóvenes y niños y con ellos la esperanza de continuar con valentía la vivencia del carisma de Madre Asunción en esta tierra cubana que pasa por una noche muy oscura, pero donde se encienden fosforitos de esperanza desde la fe, y muchos de ellos del laicado carmelita. Al ver una hermana en silla de ruedas disfrutando del encuentro, otra con muletas que no se quiso quedar, recibimos el mensaje de que hay que seguir desde la oración de intercesión un gran grupo o desde la acción misionera haciendo presente el Reino de Dios otros.

El obispo pidió de nuevo y lo recalcó la Hna. Merchu, que oremos para que aumenten las vocaciones y las hermanas puedan volver a Cuba, pero la semilla sembrada ha crecido y está dando frutos. ¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!
Familia Carmelita Madre Asunción en Cuba
