La fe y los abuelos en la Capilla de Santa Ana

Celebración de San Joaquín y Santa Ana en la Capilla de Santa Ana: Un homenaje a los abuelos, pilares de la fe en Cuba.

La Habana, 26 de julio de 2025 – Como cada año, el 26 de julio tuvo lugar la emotiva celebración en la pequeña y acogedora Capilla de Santa Ana, ubicada en La Lisa, dedicada a San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María y abuelos del Señor Jesús. La Eucaristía fue presidida por Mons. S.E.R. Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez y concelebraron el P. Gabriel Torre (Gabi), P.Luis Entrialgo y el P. Maximo Jenes Sacerdote de la capilla.

En el altar, presidió la celebración S.E.R. Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, acompañado en la concelebración por el P. Gabriel Torre (Gabi), el P. Luis Entrialgo y el P. Máximo Jenes, sacerdote titular de la Capilla de Santa Ana

Este encuentro reunió a personas que habitualmente asisten a la capilla, así como a aquellos que la visitaban por primera vez, recordando la profunda conexión que une a generaciones en la comunidad católica cubana. Además, es hermoso destacar que en esta celebración también se acercan hermanos en la fe provenientes de iglesias cercanas a Santa Ana, fortaleciendo así los lazos de comunión y fraternidad entre las comunidades vecinas. La capilla se llenó nuevamente de testimonios de gratitud y esperanza, reafirmando el valor de este día en el calendario litúrgico y social.

En su homilía, el Cardenal Juan de la Caridad recordó cómo la vida de los abuelos, al igual que la de toda la familia, debe estar marcada por el bien y la oración diaria, tal como ocurría en la casa de Santa Ana y San Joaquín. Subrayó la importancia de que en cada hogar se mantenga viva la costumbre de rezar en familia, pues una casa donde se ora es un verdadero hogar, fuente de paz, amor y concordia. Destacó también que ese calor humano no solo fortalece a quienes viven en ella, sino que convierte el hogar en un espacio abierto a la caridad, donde el cariño y la atención se ofrecen con generosidad a todos, sin importar si se puede resolver todas las necesidades. Finalmente, recordó que Dios siempre guarda y bendice esos actos de amor y servicio, por pequeños que parezcan, y que son ellos quienes transforman verdaderamente la vida de las personas.


¿Qué representa este día para la Iglesia?

El 26 de julio, la Iglesia universal celebra la memoria de San Joaquín y Santa Ana, los venerados abuelos de Jesucristo. Esta fecha es un momento especial para reconocer la importancia de la “familia grande”: abuelos, tíos, primos, y todas las figuras que forman parte de ese entramado vital de amor, transmisión de valores y fe.

El Papa Francisco, durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en 2013, subrayó que “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María, que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros”. Esta reflexión nos invita a valorar a quienes, con paciencia y dedicación, sostienen la llama de la fe en cada hogar.

Los abuelos, guardianes de la fe en Cuba

En Cuba, en tiempos difíciles para la fe, fueron los abuelos quienes mantuvieron encendida la llama del Evangelio. Con su testimonio silencioso y su perseverancia, domingo tras domingo acercaban a sus nietos a la iglesia y a la catequesis. Sin duda, los abuelos han sido, y continúan siendo, pilares fundamentales para la evangelización y la formación cristiana.

Tres generaciones de mujeres de la comunidad católica, reflejando en su unión la transmisión viva de la fe y el legado espiritual familiar.

Es en la familia donde la fe se vive y se transmite con especial intensidad. El abrazo familiar, la palabra cariñosa y la enseñanza sencilla se convierten en el terreno fértil donde Dios siembra su amor. Por eso, en este día, la Iglesia cubana quiere reforzar el reconocimiento a los abuelos como guardianes fieles de nuestra identidad cristiana.

Un llamado a la comunidad

La Capilla de Santa Ana, testigo vivo de esta tradición, invita a todas las familias a reflexionar sobre el valor invaluable que tiene el contacto intergeneracional. Que este día nos impulse a renovar el compromiso de cuidar y acompañar a nuestros abuelos, fuente inagotable de sabiduría y ejemplo cristiano.

Porque qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe, especialmente en un mundo que cada vez más necesita redescubrir los lazos que fortalecen la esperanza y el amor.

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