El 25 de marzo, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Anunciación, fecha que conmemora la aparición del Arcángel Gabriel a la Virgen María, quien aceptó ser la madre de Jesús, concebido por obra del Espíritu Santo. Este acto marca el inicio de la Encarnación, un nuevo acto creador en el cual Dios se une a la humanidad.

Sirvió la fecha para celebrar el jubileo de la vida, en la Basílica Menor de Nuestra Señora de la Caridad. Hasta esa céntrica barriada habanera llegaron muchos fieles para agradecer, pedir y postrarse ante Dios en una emotiva celebración, reconociendo en la Encarnación el comienzo de la Iglesia y la fuente de toda gracia, porque de allí proviene todo.
La ceremonia fue presidida por el Cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, Arzobispo de La Habana, junto al Padre Jorge Luis Pérez Soto. En su homilía, el Cardenal destacó la bendición de concebir un hijo como manifestación del amor de Dios y explicó el simbolismo del Ángelus, oración escogida para este día.

En su homilía, el Cardenal destacó desde el primer momento la bendición de llevar dentro un fruto bendito del amor. Les dijo a los matrimonios que desde ese momento en que se concibe un hijo, Dios se manifiesta y deja claro que los acompaña y los ama. Explicó a los presentes el porqué la iglesia escoge como evangelio en este día, lo que se conoce como oración del Ángelus.
El ángel del señor anuncia a las madres que están embarazadas, antes de que nadie lo sepa, así destacó, que cada uno de nosotros llega al seno materno como un presente especial. Recalcó el proceso que se vive entre los padres y la familia, y que debemos interpretar como lo que es, un regalo de Dios.

Aprovechó para con una guía en mano, hacer un repaso de todo el proceso de gestación y como se concibe la criatura en el vientre de una mujer. Los presentes que tenían en sus manos este tríptico, iban siguiendo cada momento e interiorizando en la voz del Cardenal, lo importante de saber como va creciendo el nuevo ser y así entender la gracia de Dios en nuestra vida.

Luego de la homilía, invitó a las embarazadas que se pusieran al frente para darles la bendición. Les compartió así un mensaje de felicitación porque Dios las eligió para la alegría mayor, ser madre.

También tuvo presente a las mujeres que conservan el deseo de concebir, elevó sus súplicas al cielo, para que Dios también les muestre la gracia de ser madres y además rezó por aquellas que por alguna razón no lograron tener a sus hijos, dejándoles saber que esos ángeles ahora están en el cielo y desde allí a todas Dios les cuida.


Al concluir la celebración, los nombres de las futuras madres y sus hijos fueron depositados a los pies de la imagen de la Virgen María como signo de entrega y confianza. El Padre Jorge Luis anunció que esta fecha será destinada cada año a celebrar la vida, invitando a las gestantes a retornar con sus hijos al templo para agradecer el regalo divino.

El Cardenal despidió a los presentes, saludándoles a la salida del templo y entregándoles una imagen de la sagrada familia para que siempre le acompañe en sus hogares.