
Vicente Álvarez, (Las Tunas). Con la llegada de la Navidad, una de las épocas más significativas y esperadas del año, la Parroquia Inmaculada Concepción perteneciente a la Diócesis Holguín – Las Tunas, acogió un evento especial que reunió a los grupos de Personas Mayores de la ciudad, un encuentro que fomentó la unión y el amor fraternal entre los asistentes. Bajo la coordinación de los sacerdotes de la ciudad se creó un espacio perfecto para recordar la importancia de esta festividad y celebrar el nacimiento del Niño Dios a través de actividades que promovieron la reflexión, la diversión y el esparcimiento.

El encuentro dio inicio con un momento de oración y reflexión, guiado por el padre José Luis Velázquez Obando, cura párroco de la iglesia San Juan Bosco. Esta apertura no solo estableció el tono espiritual del evento, sino que también permitió a los participantes reconectarse con el significado profundo de la Navidad: un tiempo de paz, amor y esperanza, lo que permitió a los asistentes sumergirse en un ambiente de solemnidad que resonó a lo largo de toda la jornada.
La dinámica “Mi hogar es un pesebre,” dirigida por el padre Alexander Ceballo Roque, permitió a los participantes reflexionar en grupos sobre tres preguntas fundamentales. Estas preguntas giraron en torno a la misión de cada uno de los personajes del pesebre: la estrella, el ángel, la vaca, el burro, y su representación en el contexto familiar.

Esta actividad estimuló el pensamiento crítico y la colaboración en equipo, mientras los participantes exploraban cómo cada miembro de la familia puede prepararse para acoger al Niño Dios en sus vidas. Al finalizar la dinámica, se llevó a cabo una puesta en común donde cada grupo compartió sus reflexiones, generando un diálogo enriquecedor que destacó la diversidad de interpretaciones y enfoques.
Luego de estas reflexiones, los asistentes disfrutaron de un tiempo de agradable compartir. Estas actividades no solo fomentaron la diversión, sino que también recordaron a los participantes la esencia del espíritu navideño: compartir y cuidar unos de otros.

Finalmente, el evento culminó con un delicioso almuerzo que reunió a todos en una mesa festiva. El almuerzo no solo fue una oportunidad para degustar deliciosos platos tradicionales, sino también un momento para conversar, compartir historias y estrechar lazos entre amigos y familiares.
En esta celebración, se recordó que la Navidad es un tiempo de compartir, de dar y de estar en familia. Cada participante se llevó consigo no solo buenas memorias, sino también la certeza de que estas tradiciones son fundamentales para mantener viva la esencia del espíritu navideño. La Navidad no es solo una celebración, sino un modo de vida que se refleja en cada gesto de amor y solidaridad que llevamos a cabo en nuestro día a día.

Fotos: Leonor Veronica Paz
