Nelda Ortega
Diócesis de Cienfuegos, Montserrat-Catedral, 2 de junio de 2016: En la mañana del domingo 29 de junio último, las cuatro Parroquias del centro de la ciudad de Cienfuegos - como se viene haciendo desde hace unos años-se prepararon para participar en la procesión más importante para todo cristiano: la de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo.
La procesión salió desde la comunidad de Montserrat para encontrarse con las tres restantes parroquias que aguardaban en las diferentes paradas que se prepararían por toda la calle San Carlos hasta la Santa Iglesia Catedral.
La primera parada fue en la puerta de Montserrat donde la meditación, estuvo basada en el Año de la Misericordia, acompañada de preces y cantos. Se continuó caminando hasta la calle de Tacón donde aguardaban los fieles de Patrocinio. Se meditó sobre la Virgen María, así continuaba la procesión mientras los fieles de las diferentes parroquias se incorporaban.
Al llegar a Prado y San Carlos, la tercera parada, se unieron los parroquianos de Santa Soledad, para meditar sobre la Eucaristía, y así llegar a la cuarta parada en la calle Horruitiner, donde esperaban los fieles de Catedral, meditando en esta última parada por el Plan Pastoral de la Diócesis de Cienfuegos.
En cada estación monseñor Domingo Oropesa, obispo de Cienfuegos, impartió la bendición con el Santísimo Sacramento a todos los presentes.
También acompañaron la procesión los niños y niñas de Montserrat y Catedral que recibieron la Primera Comunión unos este mismo domingo y los otros el domingo en la Solemnidad de la Santísima Trinidad.
La procesión del Corpus Christi, es la fiesta de la Iglesia católica que honra la presencia de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, y a pesar de que muchos no conocen la importancia de esta gran procesión, cada año se va recuperando
Terminamos entrando a la Santa Iglesia Catedral, donde el prelado impartió la bendición y agradeció a todos los fieles presentes por su participación, y recordó que no sólo era encontrarse en ese momento, sino recordar que Jesús está presente todos los días y que busquemos tiempo para también dedicarle a Nuestro Señor Jesucristo, todo lo que merece, ya que es el único Salvador de la humanidad.