María de los Ángeles Sánchez Sorí
Diócesis de Cienfuegos, Santa Iglesia Catedral, 12 de diciembre de 2016: Monseñor Domingo Oropesa Lorente, obispo de la Diócesis de Cienfuegos, presidió la celebración eucarística con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, patrona de la ciudad y de esta diócesis cubana, en la noche del 8 de diciembre último, en la Santa Iglesia Catedral de La Purísima Concepción.
Concelebraron junto al Obispo, los sacerdotes de diferentes comunidades de la diócesis, con la presencia de diáconos permanentes, religiosos, religiosas y fieles llegados de diversas comunidades cienfuegueras.
La alegría de la celebración mariana inundó el templo junto a los acordes del canto Que alegría cuando me dijeron, que acompañó la procesión de entrada por la vía sacra hacia el altar. Luego se escucharon las notas del Himno de Cienfuegos, entonadas por el Coro Parroquial al que se sumó el pueblo congregado.
Durante los días 5, 6 y 7 se desarrolló el triduo preparatorio a la Fiesta Patronal de La Purísima Concepción. Cada día se destacó y meditó una dimensión de la paradigmática espiritualidad mariana, comenzando por “María, misionera de la misericordia”, el primer día; “María, discípula y oyente de la Palabra”, el segundo; y en la tercera jornada “María, esposa y madre”.
Estos temas fueron animados por el padre Rafael Muñoz Mateo, párroco de la Catedral, con la colaboración de los miembros de los diferentes grupos y movimientos que forman la comunidad de comunidades que vive su fe en esta parroquia, quienes cada día participaron en la celebración litúrgica y crearon las condiciones para recibir en la noche de la fiesta patronal a los hermanos de otros sitios de la demarcación eclesiástica.
En la homilía Mons. Domingo señaló que “todos hemos nacidos manchados por el pecado original que se borra con el Sacramento del Bautismo”; y para explicar cómo ocurrió con María, recordó el relato del Evangelio del día, y aseguró que “el Plan de Dios presentado a María por el ángel Gabriel, es el punto final de toda una preparación que Dios ha obrado en María”.
“Ella libremente responde sí, humana, fiel, mujer, así aceptó el Plan de Dios”, y continuó señalando que todos los seres humanos hemos recibido el don de la libertad y la capacidad de elegir, sin embargo no siempre hacemos buenas elecciones. “El ejercicio de la libertad -dijo- sólo es verdadero cuando ese ejercicio es coherente con el Plan de Dios para nuestras vidas”.
El obispo recordó que María es la llena de gracia, pero el Señor también nos la otorga a nosotros, Él no nos olvida, pues “hace falta la gracia para aceptar el Plan de Dios. Por el Bautismo, la recibimos, asimismo a lo largo de nuestra vida, la oración, el compromiso, la reconciliación y el perdón, la Eucaristía, los dones materiales y espirituales que recibimos, el don de la tenacidad, del valor de Dios, son vías para purificarnos, para que podamos como María, elegir estar a disposición y servir a los hermanos”.
Finalmente el prelado oró para que todos sintamos continuamente este deseo que Cristo ha puesto en nuestro corazón: trabajar a tiempo y a destiempo para ganar almas porque “nadie hay perdido para la gracia de Dios”.
Al concluir la misa tuvo lugar la procesión con la imagen de La Purísima alrededor del Parque Martí durante la cual se entonaron cantos marianos interrumpidos por tres momentos de oración iluminados por la lectura de fragmentos de la Carta apostólica "Misericordia et misera" del Papa Francisco. Al finalizar, frente al atrio de la Catedral, los fieles recibieron la bendición de Dios impartida por el Obispo de Cienfuegos.