Como Cristo: rompiendo esquemas
El padre Leandro Naum baja del presbiterio para lavar los pies a “la mayoría”
Por: Jennifer Bergues Balart
Santa Teresita, arquidiócesis de Santiago de Cuba, 18 de abril de 2014 / Misa de Jueves Santo en Santa Teresita. Todo el mundo se apura para llegar en tiempo. Dejan la comida lista, servida para los hijos y nietos, y se encaminan hacia la parroquia. 6:30 comienza el Rosario, el coro ensaya junto a la comunidad los cantos de la celebración… Hoy es el Lavatorio de los pies, recuerdan todos. Doce hombres para que el Padre le lave los pies, piden desde el ambón.
Justo después de la homilía, cuando corresponde el lavatorio de los pies, cuando se supone que el sacerdote dé tan solo unos pasos y lave a los doce hombres de la primera fila, el padre Leandro advierte: “Pero esta vez lo haremos de una forma diferente”. Pide a niñas, ancianas… en fin, a todo el que se encuentre a la orilla del pasillo que se quite los zapatos, porque este año quiere lavar los pies a esos que representan la mayoría.
“Fue algo verdaderamente inusual porque siempre se hacía solo con varones, y en este caso fue diferente, pero creo que cambió la rutina y fue algo bueno”, “Imprevisto, no fue nada preparado, pero bueno, porque todo el mundo pudo participar”, opinarondos de los doce que se quedaron esperando porque sus pies fueran lavados.
“Jesús se los lavó a todos. Yo no puedo lavárselos a todos los que están ahí. Por eso escogí una representación”, dijo el P. Leandro, con solo dos años de ordenado, en una corta explicación, todo el tiempo sorprendido por la reacción que su gesto causó en la comunidad. Humilde, discreto, poco mediático, como lo calificó un amigo, sorprendido por las fotos mientras lavaba los pies y más sorprendido aún de mis preguntas al concluir la misa, solo pudo reírse a carcajadas mientras las rechazaba, como quien no tiene nada que decir, porque no ha hecho nada extraordinario.
Una verdadera representación de la mayoría, de los que son más, y se quedan de lado muchas veces por interpretaciones demasiado formales que lejos de enriquecer la celebración, se quedan en los confines de lo esperado y lo conocido. Interpretaciones que dejan al margen a los que podrían también ser protagonistas, a los que podrían sentirse inspirados con un ejemplo que llega de cerca, por ser sus pies los lavados.
“Fue como Jesús, rompiendo esquemas. Todo el mundo le puso 12 y él se fue a los bancos, buscando la mayoría”, opinó una joven, al tiempo que otro acotaba: “significando lo que somos, todos, ylo que es él: un servidor de Cristo”. “Fue algo impresionante y creo que otros deberían tomar su ejemplo, porque eso de romper esquemas, me parece que como discípulo de Jesús le va muy bien.”, dijo otra persona, profundamente impactada por el significado que el gesto perseguía.
En un momento de la Iglesia en el que el Papa Francisco, portavoz de los olvidados, reiterándonos aquello de que las normas y disposiciones deben estar en función del ser humano, comenzando por nuestras comunidades eclesiales, el P. Leandro viene a llevar hasta las últimas consecuencias el significado de un gesto tan profundo como el lavatorio de los pies, sin oponer las nuevas interpretacionesa la Tradición que durante más de un milenio ha sido roca de la Iglesia.
Y es que, nada más cristiano o profundamente humano que mostrarse servidor de aquellas en las cuales descansa la familia cubana, la enseñanza de las nuevas generaciones, la mayor fuerza de trabajo de nuestro país. Porque, a pesar de que Dios nos ama por igual, tanto a hombres como a mujeres, muchos todavía tenemos razón para decir: “Sufro, y les digo la verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas instituciones eclesiales que la mujer queda relegada a un papel de servidumbre y no de servicio”(S.S. Francisco, 12 de octubre del 2013).
Esperemos que el ejemplo del P. Leandro inspire a otros, pero que sobre todo, que el recuerdo de un Cristo que se sienta a la mesa con ellas, que les enseña los mandamientos del Padre, que entrega a la Iglesia como hija a su Madre… no se aparte de aquellos que tienen en sus manos guiar a la Iglesia, un servicio que llama siempre a ponerse en función de los demás.
Actualizado ( Miércoles, 23 de Abril de 2014 18:24 )