2. Un gran número de estos hermanos nuestros están bautizados en la Iglesia Católica. El día de nuestro bautismo, día en que empezamos a ser cristianos, se nos entregó a nosotros o a nuestros padres y padrinos, si éramos pequeños, una vela encendida y se nos pidió cultivar esa luz y hacerla crecer. Esa luz simboliza la llama de la fe que el bautismo pone en lo hondo de nuestro ser. A nosotros, obispos y pastores de esta Iglesia nos corresponde cuidar esa llama, para que no se apague, para que alumbre la vida de todos los que creen en Dios en Cuba y se vean colmados de esperanza.

3. Precisamente el Papa Benedicto XVI ha convocado a todos los católicos del mundo a vivir un Año de la Fe, durante este año 2013, a concluir en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. En este tiempo de gracia quiere el Papa que se avive o despierte la fe de los creyentes en Cristo.

4. Con nuestro mensaje, los Obispos Católicos de Cuba nos unimos a la feliz iniciativa del Supremo Pastor de la Iglesia y pedimos a todos los bautizados que aviven la llama de la fe que recibieron en su bautismo e invitamos amablemente a todos los que no creen en Jesucristo o no lo conocen suficientemente, a que se acerquen a Él y a su Iglesia, para que todos podamos participar de esa luz de la fe, que abre la vida a la esperanza y al mejoramiento de todo ser humano y de todos los pueblos.

Al conmemorarse el primer aniversario de la visita del Papa a Cuba

5. Nuestro mensaje llega a ustedes cuando nos aprestamos a conmemorar el primer aniversario de la visita del Papa Benedicto XVI a nuestra patria, en el próximo mes de marzo. El Papa es el Sucesor del Apóstol San Pedro y por tanto, tiene en la Iglesia la misión que Cristo confió a Pedro, esto es, la de “confirmar a los hermanos en la fe” (cf. Lc.22,32). Benedicto XVI nos visitó pues, para reforzar nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y nos mostró igualmente que la verdadera fe no saca al creyente de la realidad, sino que lo compromete con la historia y con su entorno para construir una sociedad más humana, más justa y fraterna. La fe es un estímulo para que cada individuo y al mismo tiempo, todo el pueblo, pueda crecer en verdadera humanidad y conseguir un progreso integral y sereno. Con esta perspectiva positiva, creyente y paternal, el Papa vino a visitarnos.

6. En su magisterio el Santo Padre ha recordado al pueblo de Dios que el progreso en la sociedad se logra a partir de una transformación en el corazón de los que la integran. Por eso, en su homilía de la Misa en La Habana, asumiendo el pensamiento ético del Venerable Félix Varela, nos dijo el Papa: “El Padre Varela nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre, ya que esta transformación dependerá de la vida espiritual del hombre, pues «no hay Patria sin virtud»” 1

7. El Santo Padre se ha referido a las crisis del mundo actual, considerando su origen en la ausencia de referencias éticas, tanto en el pensamiento como en el comportamiento humano contemporáneos. Y así lo expresó en su homilía de La Habana: “Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad”2.

8. Para esta indispensable renovación de la sociedad fundada en la ética, el Santo Padre en la Misa de Santiago de Cuba nos pidió, ante todo, cuidar la familia, valorar justamente la fidelidad en los matrimonios y respetar la vida humana desde los inicios en el vientre de la madre. Para esto se dirigió especialmente a los esposos: “Ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad y de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada” 3.

9. El Papa ponía así en primer término la familia, cuya estabilidad y bienestar es indispensable para la renovación de la sociedad. En sus enseñanzas se refirió también el Santo Padre a la educación de las nuevas generaciones, retomando así un tema largamente anhelado por la Iglesia Católica en Cuba, referente a la posibilidad de contribuir a la formación de las personas en el ámbito específico de la educación y formuló votos porque: “pronto llegue aquí también el momento de que Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar”4.

10. Al papel de la familia y de la educación católica el Papa añade también un llamado a la impostergable responsabilidad de los laicos cristianos para que participen activamente en la vida social, recordando que “el derecho a la libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria, manifiesta la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez. Esto legitima también que los creyentes ofrezcan una contribución a la edificación de la sociedad”5. Este llamado a los laicos para su contribución social, lleva en sí mismo un reclamo de apertura por parte de las estructuras sociales y políticas para que pueda darse plenamente esta participación.

Mirando al futuro a la luz de la Fe

11. Al repasar las propuestas concretas que nos dejó el Papa descubrimos que ellas van dirigidas a todos los cubanos, a las familias, también a los que tienen la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones y por supuesto, a toda la comunidad eclesial.

12. A ustedes, bautizados, hijos de la Iglesia Católica, en este Año de la Fe les pedimos que presten atención y estudien estas enseñanzas que el Papa nos dejó como un valioso tesoro a todos los cubanos. Quienes creemos en Cristo muerto y resucitado debemos poner en alto la luz de Cristo que ilumina los espacios profundos de nuestro ser y nos hace vivir con gozo nuestra libertad de hijos de Dios, a la cual se refirió el Papa Benedicto XVI en su despedida en hermosas palabras: “El respeto y cultivo de la libertad que late en el corazón de todo hombre es imprescindible para responder adecuadamente a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una sociedad en la que cada uno se sienta protagonista indispensable del futuro, de su vida, su familia y su Patria”6.

13. Los Obispos de Cuba estamos convencidos de que es en Jesucristo en quien podemos encontrar el Camino que nos conduzca a ese futuro próspero y armonioso que todos deseamos. Para ver cumplido ese deseo no tenemos nada mejor para ofrecer que a Jesucristo Salvador del mundo, presencia que acompaña e inspira, en el bien obrar, a toda persona que busca un sentido a su existencia en este mundo, y que culmina plenamente en la vida eterna. En Jesucristo el amor de Dios se nos ofrece como fuente de paz y gozo, como misericordia que perdona y como fuerza que renueva y vivifica.

14. El Año de la Fe es un tiempo apropiado para que redescubramos el valor de la fe y se ilumine, en nosotros, más claramente la alegría de haber encontrado a Cristo y de creer en Él.

15. El Santo Padre Benedicto XVI en su Carta Pastoral Porta Fidei (La Puerta de la Fe) expresa su deseo de que este Año “suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza […] y es ocasión para intensificar la celebración de la fe en la Liturgia y, de modo particular, en la Eucaristía”. “Al mismo tiempo, esperamos          –añade el Papa– que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble”7.

16. Acogiendo las palabras del Santo Padre, todos los católicos, pastores y fieles, debemos sentirnos llamados a conocer y transmitir mejor la fe “que actúa por el amor” (Gál. 5,6) pues “la fe, en efecto, crece cuando se vive como una experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y de gozo”8.

Cómo vivir el Año de la Fe

17. Los Obispos Católicos de Cuba exhortamos vivamente a todos los fieles, así como a todos los que en su corazón sienten la necesidad de Dios y lo buscan sinceramente, a que conozcan los contenidos de la Fe que profesan en el Credo y se enseñan en el Catecismo de la Iglesia. Es la invitación hecha por el Papa, cuando escribe: “El Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este año un verdadero instrumento de apoyo a la fe”9.

18. Es frecuente encontrar creyentes que no conocen el núcleo central de la fe contenido en el Credo como tampoco conocen, en profanidad, la grandeza y la belleza de los Sacramentos de la Iglesia.

19. Atendiendo a las palabras del Papa se debe reconocer que “existe una unidad profunda entre el acto de fe con el que cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento”10. “A través de las páginas del Catecismo se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona (Cristo) que vive en su Iglesia”1.

20. Al aproximarse el tiempo litúrgico de la Santa Cuaresma que comenzará, Dios mediante, el próximo 13 de febrero con el Miércoles de Ceniza, los Obispos de la Iglesia Católica proponemos tres gestos o acciones de profundo valor y significado religioso durante ese tiempo de gracia y conversión. Se trata de un día de «ayuno», conforme a las normas de la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, un día especialmente dedicado a la «oración», el miércoles 20 de febrero y otro día particularmente dedicado a la práctica de la «limosna», el miércoles 27 de febrero.

21. El ayuno, la oración y la limosna, como nos lo enseña la Palabra de Dios, son expresiones de una fe viva y vigorosa, son actitudes y acciones que cuando se viven desde una interioridad auténtica y se manifiestan con sencillez contribuyen poderosamente a fortalecer la unión con Dios y, a la vez, a la purificación de la fe.

Exhortación final: La fe, una luz que ilumine a otros

22. Hemos querido presentar este mensaje en el día en que toda la Iglesia celebra la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo. El día en que María y José llevaron al Niño Jesús para presentarlo al Templo de Jerusalén. Allí les salió al encuentro un anciano llamado Simeón, que anhelaba ansioso ver al Mesías antes de morir. Dios le concedió este deseo y, cargando a Jesús en sus brazos, proclamó: “Este es luz para alumbrar a las naciones” (Lc. 2,32).

23. Queridos hermanos y hermanas: también hoy nosotros, con profunda convicción queremos repetirles: Jesucristo es la Luz (cf. Jn.9,5). Él puede alumbrar tu vida y colmarte con gozo y esperanza. Él quiere alumbrar el presente y el futuro de la nación cubana.

24. Pero la luz, por su propia naturaleza se difunde, se comunica. Así ha de ser con la fe. No podemos guardarnos este tesoro para nosotros, debemos hacer llegar esta luz a la vida de los otros, de tantos que no han oído hablar de Cristo o lo conocen superficialmente. Este constituye nuestro propósito evangelizador en este Año de la Fe. La fe crece al comunicarse. Si quieres crecer en la fe, lee asiduamente la Biblia y medítala, participa cada domingo en la Misa de la Iglesia Católica más cercana, ora en tu casa con la familia, habla de Dios con amigos y parientes, enseña a rezar a los niños y jóvenes y un gran torrente de luz iluminará tu vida y la de tu entorno.

25. Al concluir nuestro mensaje dirigimos nuestra mirada a María Santísima, la Virgen de la Caridad que durante la celebración del IV Centenario de la presencia de su imagen entre nosotros nos ha hecho constatar con alegría que hay mucha fe en el corazón del cubano. Ella, que fue proclamada dichosa por haber creído, nos trajo al Papa Benedicto XVI como Peregrino de la Caridad y él nos confirmó en la fe. La Virgen María llevó aquél día a Jesús al Templo y allí fue proclamado Luz de las Naciones, fuente de nuestra esperanza. A ella le pedimos que haga, en este Año de la Fe, que cada cubano sea portador de la luz de Cristo para que se llene de paz y de gozo el corazón de cada cubano.

26. A Jesucristo le reconocemos como Luz de nuestra vida. Luz bendita para una Cuba siempre mejor. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Con afecto los bendicen,


LOS OBISPOS CATOLICOS DE CUBA


La Habana, 2 de febrero de 2013
Fiesta de la Presentación del Señor


Notas:

1 Cartas a Elpidio, carta sexta, Madrid 1838, p. 220  
2 Homilía en La Habana, pág. 33   
3 Homilía en Stgo. de Cuba, pág. 16
4 Homilía en La Habana, pág. 33
5 Homilía en La Habana, pág. 33
6 Despedida en Aeropuerto de La Habana, pág. 37
7 Porta Fidei, n. 9
8 Porta Fidei, n. 7
9 Porta Fidei, n. 12
10 Porta Fidei, n. 10
11 Porta Fidei, n. 11