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Mensaje del Obispo de Bayamo-Manzanillo con motivo de la Fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre

por Mons. Álvaro Beyra Luarca

TRANSMITIDO EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2018, POR LA EMISORA PROVINCIAL CMKX RADIO BAYAMO

Queridos todos:

8 de septiembre, la fiesta de Cuba, de los cubanos, el día de nuestra Madre, la Virgen de la Caridad del Cobre. Felizmente este año cae en sábado que es el día que tradicionalmente nos enseñaban nuestros mayores era el día de la Virgen. María de la Caridad del Cobre, Madre de Cristo y Madre de los cubanos; la mujer escogida por Dios desde toda la eternidad para traer al mundo a su hijo hecho hombre hace ya 2018 años y posteriormente hace 406 años para traerlo también a aquel pueblo que comenzaba a nacer en esta hermosa isla en el mar Caribe.

De aquella primera misión tenemos muy buenos relatos en las Sagradas Escrituras:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.»

Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue”. (Lc.1, 26-38)

Sí para “Dios nada es imposible” cuando se encuentra con colaboradores como María “Hágase en mí según tu voluntad”. ¡Qué disposición! ¡Qué confianza! ¡Qué paz! traslucen estas palabras de María. ¿Qué obstáculo no se puede vencer con éste ánimo, qué pena no se puede sobrellevar, qué cruz no se puede cargar, qué meta no se puede alcanzar?

María confía en Dios que le pide su colaboración y nos enseña a confiar en su Hijo, para quién tampoco nada es imposible como hermosamente podemos contemplar en el relato de las bodas de Caná:

“Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»

Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.»

Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron.

Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»

Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.” (Jn. 2, 1-11)

María intercede por aquellos jóvenes que se encontraban en un apuro que amenazaba con echarle a perder aquel día que debía ser el más feliz de sus vidas. En medio del bullicio de la fiesta María es la única que percibe la tragedia que se les venía encima. María intercesora, María madre con un amor de madre que es capaz de ver lo que nadie ve porque hay que verlo con los ojos del corazón y sólo un corazón que ama, ve, y el que ama mucho ve mucho. Y por eso ve también con la misma claridad que para Dios nada es imposible, solo basta confiar en Él: “Hagan lo que Él les diga” Solo eso y van a tomar el mejor vino de su vida.

María siempre fiel, que se convierte en la primera discípula de su Hijo, con esa confianza tranquila en las buenas y en las malas, en las fiestas y en la cruz:

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.”  (Jn. 19, 25-27)

Jesús entrega todo por la salvación de los hombres, hasta la muerte y antes de partir de regreso a la casa del Padre nos entrega lo único que le quedaba, su Madre. Ese es el momento en que a María Dios la hace madre de todos los hombres y el discípulo Juan, el evangelista, la acogió en su casa, de la misma forma que mil seiscientos años después tres humildes cristianos la van a acoger ahora de encima de las olas de la bahía de Nipe y la llevarán para su propia casa en el pueblito del Cobre, no para ellos solos sino para todos los habitantes de esta isla.

Y desde entonces nos acoge a todos con los brazos abiertos con el niño que trajo al mundo en una mano y la cruz con la que lo expulsaron de este mundo en la otra. Es la misma Virgen de siempre, la de Nazaret, la de Belén, la de Caná, la de la cruz, la de la casa de Juan, la de los mambises, de Céspedes, de Maceo, la de nosotros y a todos nos dice con maternal cariño “Hagan lo que Él les dice” para que todos nos podamos encontrar al final del camino de la vida en la casa celestial del Padre en la maravillosa fiesta que Él nos tiene preparada.

Queridos todos: Para el día de hoy y para siempre, reciban a través de la Santísima Virgen María de la Caridad del Cobre la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

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