Formación

LITURGIA EUCARÍSTICA (XVII)


PASO 31: El gesto de Paz

Después de todo el momento en torno al Padrenuestro, el que preside recita la plegaria "Señor Jesucristo" que introduce el gesto de paz. Inmediatamente desea la paz a los fieles y el diácono (si lo hay) o el que preside invita a todos a realizar el gesto de la paz. Esta invitación no es obligatoria en la Misa, sino que puede omitirse.

Este gesto tiene un sentido profundo y comprometedor; no es "un momento simpático". En un mundo dividido (ricos y pobres, derechas e izquierdas, blancos y negros...), y en una Iglesia que vive en su interior también estas mismas divisiones, hacer el gesto de paz no tiene sólo un sentido de reconciliación individual, sino también colectivo: afirmamos que estas divisiones serán superadas, afirmamos que sacramentalmente ya lo están, y afirmamos que queremos luchar para que se superen.

Los fieles pueden desearse la paz de muchas maneras, según las costumbres del lugar, sin embargo es necesario evitar en este momento excesos que pueden desvirtuar el realce de la fracción del pan que viene a continuación. Entre los excesos más comunes que vemos en nuestras comunidades están:

  • Una exagerada dispersión con el afán de desearle la paz a personas específicas o al mayor número de personas posibles, cuando al tratarse de un gesto simbólico basta con hacerlo a aquellos que están a nuestro lado
  • La costumbre muy extendida de cantar en este momento un canto de paz, lo cual genera una innecesaria dilación y da al gesto de la paz un relieve que no posee, en detrimento del canto del Cordero de Dios que le sigue.

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