Celebra Cienfuegos a María Inmaculada, su patrona
por María de los Ángeles Sánchez Sorí
Diócesis de Cienfuegos, Catedral, 11 de diciembre de 2020: Monseñor Domingo Oropesa Lorente, obispo de Cienfuegos, presidió la noche del martes 8 de diciembre último, la Misa en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Los difíciles momentos que vive la ciudad a causa de la pandemia de la COVID-19 no opacaron la alegría del encuentro de los hermanos, en la celebración un año más de la Fiesta Patronal de la ciudad y de la Diócesis.
Se cumplieron estrictamente las medidas prescritas por las autoridades sanitarias para evitar el contagio por el nuevo coronavirus.
Feligreses de las zonas pastorales se dieron cita en la Santa Iglesia Catedral de Cienfuegos, en cuyo atrio bellamente decorado, la imagen de la Virgen Inmaculada daba la bienvenida a los peregrinos.
En la homilía de la Misa, el Obispo resaltó como en un eje tres ideas centrales: los orígenes y evolución de la devoción a la Inmaculada Concepción, la misión evangelizadora y la vida espiritual.
El Obispo se refirió a la enseñanza de esta devoción de los fieles de todos los tiempos, a la Virgen preservada de toda mancha de pecado, viva en cuerpo y alma, junto a su Hijo, en la presencia del Padre y en comunión con el Espíritu Santo, y que nos ama e intercede eternamente por nosotros para que limpios de corazón esperemos vivamente y anunciemos la Buena Noticia del Amor de Dios.
En relación con la misión evangelizadora presentó a santa Teresita del Niño Jesús y san Francisco Javier, como modelos, en sus cortas, pero fructíferas vidas, plenos de amor que encendieron el corazón de tantos hombres y mujeres a través de la misión evangelizadora y de la oración.
Para la vida espiritual el Obispo resaltó desde las catequesis del Papa Francisco la importancia de la oración cotidiana, culmen de la plenitud del cristiano, para que a imitación de Cristo y de María que la practicaron, sea también una práctica constante y sin excusas para cada uno de los fieles.
Culminada la celebración eucarística, fue traslada la imagen de la Virgen desde el atrio hacia el presbiterio, sencillo acto que recordó la tradicional procesión que habitualmente se realiza en esta fecha por las calles de la ciudad.
Ante la imagen de La Purísima los convocados oraron, confiados en su especial amparo, pidiendo la intercesión amorosa de la Virgen Santísima por nuestra Patria, por las necesidades vocacionales de la Iglesia, por el cese de la pandemia en nuestro país y en todas las naciones, y por la esperanza y certeza de que a pesar de todo habrá Navidad, como expresó en su homilía el Obispo de Cienfuegos.
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