“Jesús, María y José, ayúdennos a constituir una bella familia y cantar con los ángeles de Belén: ´Gloria a Dios en el cielo y en mi casa paz´”.
por Mons. Juan García Rodríguez
MENSAJE DEL CARDENAL JUAN DE LA CARIDAD GARCÍA RODRÍGUEZ, ARZOBISPO DE LA HABANA, EN EL CONCIERTO DE NAVIDAD EN LA S.M.I. CATEDRAL DE LA HABANA, EL 20 DE DICIEMBRE DEL 2019 (Y RETRANSMITIDO EN LA TELEVISIÓN NACIONAL EL DOMINGO 22)
Lo que aconteció el 25 de diciembre del año primero de Cristo, ocurre también en la Navidad del 2019 y en los días de nuestras vidas.
Como Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, estuvimos nueve meses en el seno materno sintiendo de manera inconsciente pero real el gozo de nuestras madres al llevarnos dentro de ella como fruto bendito y esperando el día del nacimiento. Los días del embarazo marcaron nuestras vidas para siempre y también la vida de toda madre. Cada hijo debería preguntarle a su madre la historia de su embarazo.
Como Jesús fuimos cargados, bañados, amamantados y disfrutamos ser abrazados, apretados, besados por nuestra madre, y nuestro padre, nuestros hermanos, nuestros abuelos y familiares.
Como Jesús fuimos educados, enseñados y guiados por nuestros mayores en la concordia familiar, la honradez, la amistad, la palabra prometida y cumplida y como Jesús, siendo niños, indicamos a nuestros familiares el mejor camino para ser felices. Los niños también enseñan y es una maravilla escucharlos y seguirlos como la Virgen y San José lo hacían con Jesús.
Como Jesús, la Virgen y San José, hemos sentido la amistad de quienes nos visitan por cariño y no esperan nada a cambio y nos alegran al estilo de los pastores de Belén.
Como Jesús, la Virgen María y San José disfrutamos de una inmensa alegría cuando juntos almorzamos, comemos, jugamos, paseamos y es una bella estampa antológica ver al esposo en la bicicleta con el niño pequeño en el sillín sobre el caballo, la esposa en la parrilla con otros dos hijos en ambos muslos. La Virgen dice a los matrimonios jóvenes: No hay tener miedo a tener hijos siendo jóvenes; tengan miedo a ser viejos sin hijos.
Como Jesús, la Virgen y San José acompañamos a los vecinos que sufren y están en diversas dificultades. La sola presencia de toda nuestra familia devuelve la paz y la fortaleza para que continúen adelante.
Como Jesús y la Virgen rezando al lado de San José moribundo, así nosotros queremos estar rezando junto a nuestros enfermos y moribundos, así se llenarán de honda satisfacción porque los enfermos y moribundos más que nada, quieren tener a su familia junto a ellos en los últimos momentos de sus vidas.
Como Jesús, la Virgen María y San José, juntos queremos ir al templo, a la Iglesia, a las casas de misión para rezar, escuchar la Palabra de Dios, rezar por nuestros difuntos y recibir las extraordinarias bendiciones que Dios da.
Como Jesús, la Virgen María y San José todas las noches rezamos, damos gracias a Dios, nos perdonamos y prometemos a Dios crecer más en el amor. Así dormimos en paz y un entusiasmo renovador impregnará el siguiente día.
El ir juntos a contemplar el nacimiento o el Belén que hay en nuestras iglesias nos animará a vivir como los personajes que contemplamos allí y el hacer todos juntos el nacimiento en nuestra casa y colocar un arbolito de Navidad, signo de la belleza de la vida cristiana, nos unirá más al estilo de la familia de José, María y Jesús.
Dios nos creó para constituir una bella familia. Dios unió al hombre y a la mujer en santo amor para constituir una bella familia. Dios regaló los hijos a los padres para ser felices unidos en el amor y constituir una bella familia.
Jesús, María y José, ayúdennos a constituir una bella familia y cantar con los ángeles de Belén: “Gloria a Dios en el cielo y en mi casa paz”.
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