“La Virgen “está al tanto de cada uno de sus hijos para proporcionarnos (...) el amor que tanto necesitamos”
por Mons. Emilio Aranguren Echeverría
MENSAJE RADIAL DE MONSEÑOR EMILIO ARANGUREN ECHEVERRÍA, OBISPO DE HOLGUÍN, CON OCASIÓN DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE, EN LAS EMISORAS PROVINCIALES DE HOLGUÍN (RADIO ANGULO), EL 7 DE SEPTIEMBRE DE 2019, A LAS 11:00 AM. Y LAS TUNAS (RADIO VICTORIA), EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 2019, A LAS 9:00 AM.
Diócesis de Holguín, 10 de septiembre de 2019: Queridos hermanos y hermanas que me escuchan, amigos todos: el 8 de septiembre es día de fiesta para Cuba. Es el día de la Virgen de la Caridad, la Buena Madre de todos los cubanos. Es una buena ocasión para transmitirles una fraterna felicitación, deseando que, en todos los hogares, y en los corazones de quienes me escuchan en las provincias de Holguín y las Tunas, reine la paz de Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo de la Virgen María.
Muchas veces me pregunto: ¿por qué los cubanos experimentamos respeto filial, veneración y tanta confianza a la Virgen de la Caridad? Reconozco que muchos se dirigen a Ella como la Madre de Jesucristo, el Hijo de Dios, que nació en Belén y que, estando clavado en la cruz, la miró y le dijo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y Juan, el discípulo fiel que estaba a su lado, “la llevó a su casa”, como narra el Evangelio. Por eso, cuando rezamos el Ave María, decimos: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”. Ella está al tanto de cada uno de sus hijos para proporcionarnos con ternura maternal el amor que tanto necesitamos.
A su vez, queridos todos, también descubro que esta devoción responde a una razón que se esconde en el Misterio de Dios y que, específicamente como cubanos, estamos llamados a pensar y agradecer. Para esto debemos destacar dos hechos históricos que, también como regalo de Dios, acontecieron en el litoral norte de nuestra Diócesis.
El primero, en 1492, la llegada de Cristóbal Colón por Bariay. Allí, al poner los pies en nuestro suelo, el Almirante dijo: “Nunca tan hermosa cosa había visto”. En ese momento se realizó un encuentro: Colón y sus acompañantes representando al Viejo Mundo y los indios que habitaban en ese entorno presentaban el rostro del Nuevo Mundo, que dichos navegantes estaban descubriendo. Este encuentro permanece representado en el Parque Temático de Bariay: el encuentro entre dos culturas.
Qué importante es, queridos radioescuchas, que profundicemos en nuestra propia historia para comprender cómo transitó el Siglo XVI, cuando los llamados “descubridores” siguieron, desde Cuba, en busca de otros horizontes en los que, tristemente, también emergieron otros intereses. Sin embargo, un buen número de los venidos de Europa comenzaron a convivir con los 300,000 aborígenes que, de acuerdo a los historiadores, vivían ya en la isla y a quienes califican como “pacíficos y amistosos”, y que estaban agrupados en tres familias aborígenes: los guanatahabeyes, siboneyes y taínos que se desempeñaban como pescadores, cazadores, agricultores y ceramistas. A ellos, indios y españoles, a partir de 1518 se suman los primeros esclavos africanos traídos a nuestra tierra, pero que no fue hasta finales de ese siglo, cuando se alcanzó un número más significativo de los mismos. Esto nos ayuda a comprender lo que, en el siglo pasado, el etnólogo cubano Fernando Ortiz definió cuando explicó lo que era la cubanidad y dijo: “Cuba es un ajiaco”.
Por eso, hay que valorar lo sucedido en nuestro suelo durante los 120 años transcurridos entre 1492 y 1612, es decir, propiamente el Siglo XVI, que fue el tiempo que medió entre el encuentro de las dos culturas en Bariay, y el acontecido en la Bahía de Nipe, cuando los tres salineros encontraron flotando sobre las aguas -después de una tormenta- la imagen de la Virgen de la Caridad. En este tiempo, como hemos visto, fueron integrándose los principales componentes de lo que iba a ser “lo cubano”: indios, españoles, africanos.
Fue, en ese momento, cuando Dios dispuso “el encuentro con la Madre”. Para nosotros, cubanos, la presencia de la Virgen de la Caridad en nuestra historia, no es un hecho separado o paralelo, sino que queda integrado vitalmente -como parte de la misma- en lo que, a la postre, será nuestra nacionalidad en la que se enraíza nuestra cultura e idiosincrasia. “Esa ‘alma cristiana’ de Cuba -al paso de varios siglos- ha contribuido a aportar un conjunto de valores éticos a la historia patria, tales como el amor a la familia, la honestidad, la sinceridad, el desinterés y el altruismo, la abnegación, la justicia y la libertad que son radicalmente evangélicos” (Mensaje de los Obispos Cubanos “Abran sus corazones a Cristo”, publicado el 12 de febrero de 1998, al concluir la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba).
Es aquí, en este entretejido de la historia, donde uno encuentra otra razón, que no es propiamente sentimental, sino que responde al Plan de Dios. Esto es, también, lo que nuestro pueblo respeta y por eso se inclina con veneración y confianza ante la imagen de la Virgen de la Caridad. Ella forma parte de nuestra historia y, a partir de esta experiencia enraizada en nuestra fibra cubana, se suman los gestos tenidos por los mambises, deportistas, profesionales, militares, madres, artistas, escritores, campesinos, amas de casa, compositores, tanto del patio como venidos de otras tierras.
Cuando los Veteranos de la Guerra de Independencia solicitaron al Papa Benedicto XV que proclamara a la Virgen de la Caridad como Patrona de Cuba, indudablemente que estaban representando este fervor filial de nuestro pueblo a la Madre que siempre permanece siendo la misma, desde que los indios Juan y Rodrigo Hoyos junto al niño esclavo Juan Moreno la acogieron en sus brazos y en la canoa para traerla “a su casa”, primero al Hato de Barajagua y, posteriormente, al Cobre, donde el sudor y la generosidad de nuestro pueblo le construyó su Santuario para que, desde allí, ampare, bendiga y proteja a Cuba y a todos sus hijos.
Por eso, queridos hermanos y amigos holguineros y tuneros que me escuchan, no dudemos de honrar a la Virgen de la Caridad, tal como lo hemos hecho a lo largo de la Novena y lo haremos, de manera muy especial, en el día de su Fiesta. Me siento contento en leer el texto de una canción titulada “Décimas para celebrar una Fiesta”. Su autor es un sacerdote santiaguero, trovador, llamado Jorge Catasús Fernández. Son siete estrofas que, en sus contenidos, el autor nos explica en versos, lo que ha sido vida para todos los cubanos por más de 400 años. Al concluir, escucharemos la canción con los acordes a guitarra del mismo cantautor.
DÉCIMAS PARA CELEBRAR UNA FIESTA (P. Jorge Catasús Fernández)
1. Estrella de la mañana que brilló sobre las aguas, a los tres de Barajagua
que iban remando con ganas. Su aventura no fue vana,
pues la sal que los movía en sal y amor cambiaría, al ver en Nipe, en el mar, aquella imagen flotar,
de la Caridad, María.
2. ¿Tendrá acaso algún sentido que tal modo se escogiera,
por la que así apareciera, sin bombos y sin platillos? No pudo ser más sencillo:
dos indios y un negro esclavo dieron el primer halago,
igual que el que de pastores, en vez de rey y señores recibió el primer regalo.
3. Tanto tiempo ya ha corrido que puede haber de leyenda, pero la historia es tremenda
y siempre deja testigo.
En un legajo amarillo
que ha sido desempolvado, Juan Moreno ha declarado los recuerdos de su infancia, dejando seria constancia
de aquel suceso pasado.
4. Nuestra historia se fue haciendo con trabajo y con dolor,
pero también con amor una Patria iba naciendo.
Y cuando llegó el momento de partir a la manigua,
se vio a la Virgen antigua con los mambises marchar y sus luchas animar,
con su presencia continua.
5. Por pelear de esa manera los veteranos pidieron,
Jesús Rabí, el primero, Patrona de Cuba fuera.
La que por Madre nos diera otro Rabí, en la Cruz, nombrado también Jesús, es esta Virgen cubana
que ilumina las montañas, rociándolas con su luz.
6. Mambisa que por machete tiene la Cruz de su Hijo,
el Hombre Dios crucifijo carga de amor arremete
y derriba hasta el más fuerte que en soberbia se levante, al poderoso, al gigante,
al rico que está podrido, levantando al oprimido,
al pobre que va adelante
7. Sobre el verde de las lomas, el crisma se ha derramado
y en las palmas penetrado, unción de suaves aromas. Y viniendo desde Roma,
un purpurado africano,
que parecía un cubano, por su seña y su color
a la Casa del Amor
Basílica la ha llamado.
Queridos radioescuchas, que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre + Hijo + y Espíritu + Santo descienda sobre ustedes, sus familias y toda Cuba. Amén.
Que tengan un buen fin de semana y una sentida Fiesta de la Virgen de la Caridad en sus respectivas comunidades. No dejen de participar en las procesiones, ya que es una hermosa expresión de amor filial para con la Madre de todos los cubanos.
¡La Caridad nos une! ¡Virgen de la Caridad del Cobre, ruega por nosotros!
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