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“Vengo a darles a Jesús”

por Sergio Lázaro Cabarrouy y Rafael Bernal

Fotógrafo Raúl Pañellas

AFIRMA MONS. JUAN DE DIOS HERNÁNDEZ RUIZ AL TOMAR POSESIÓN DE LA DIÓCESIS DE PINAR DEL RÍO

Diócesis de Pinar del Río, Catedral, 15 de julio de 2019: Un chaparrón de verano inauguró la mañana del día 13 de julio y el verde de la campiña pinareña se mostraba más esplendoroso aun al irrumpir el sol, que hizo mostrar al cielo su mejor azul.

A la Catedral llegaron fieles de las 26 parroquias de la Diócesis, que se extiende desde los artemiseños municipios de Mariel y Guanajay, hasta el Faro Roncali, del Cabo de San Antonio en el extremo occidental de Cuba. Se respiraba alegría y expectación.

Monseñor Juan de Dios Hernández besó el crucifijo en el atrio, que le presentaba el padre Vicente Cabrera, Vicario General de la Diócesis, como signo de obediencia a Cristo y su camino de Salvación. Acompañado de Mons. Jorge Serpa, obispo emérito, quien había gobernado la diócesis desde el 14 de enero de 2007, entró a la Catedral y rezaron juntos y largamente ante el Santísimo Sacramento.

Luego comenzó la misa en la que estuvieron presentes todos los obispos de Cuba, con excepción del Cardenal Jaime Ortega, quien se encuentra enfermo. También estuvieron Mons. Thomas Wenski, arzobispo de Miami y Mons. Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn. Participó además el clero pinareño en pleno y otra veintena de sacerdotes de varias diócesis de Cuba.

Al inicio de la celebración Mons. Jean-Francois Simonart, Secretario de la Nunciatura, leyó las Letras Apostólicas, mediante las cuales el Papa Francisco hizo el nombramiento, seguido de lo cual, Mons. Serpa entregó el báculo del Primer Obispo de Pinar del Río a Mons. Juan de Dios, quien pasó a ocupar su lugar en la sede, y la catedral estalló en un aplauso.

“Hace días que vengo balbuceando una palabra, que quiero que repitan conmigo: ¡Alabao!” -dijo el obispo- y arrancó otro aplauso a la Catedral, porque esta exclamación es distintiva de este noble y guajiro pueblo, la cual hunde sus raíces en la matriz cristiana de la cultura cubana. La homilía del Mons. Juan de Dios consistió en una presentación de la persona de Jesucristo, como una primera respuesta a la pregunta del Señor a sus discípulos: ¿quién dice la gente que soy yo? (Lc 9,18-21), cuya respuesta viene a buscar junto al pueblo que le fue encargado evangelizar, y con quien quiere cultivar tres grandes amores de la fe cristiana: Amor a Jesús y su madre, Amor a la Iglesia y Amor al pueblo.

Este “pecador salvado y redimido por la misericordia y la ternura de Dios” -como se autodefinió-, desconocido para la mayoría, pero enviado por el Papa, y mostrando las claves constitutivas de la fe, sintonizó rápidamente con los pinareños presentes, como clara manifestación del misterio de la Iglesia en la que no hay extranjeros ni lugareños, sino hijos del mismo Dios, y por tanto hermanos bajo el manto amoroso de María de la Caridad.

A la cita asistieron, además, Roberto Noa Frómeta, de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC); Edelso Antonio Ramos Ríos, Jacinto Gómez Valdés y Noelys Chirino Alfonso, funcionarios del Comité Provincial del PCC; junto con Gilberto Rodríguez Ortega, Vicepresidente del Gobierno en la provincia, e Iván Linares Esquijarosa, de la Dirección Provincial del Ministerio de Justicia.  

Antes de concluir la celebración miembros de las Pastorales diocesanas hicieron entrega de los atributos que distinguen al Obispo, además de un mapa donde aparecen las parroquias de la diócesis y sus patronos y un cuadro con el Himno y el Escudo de Pinar del Río.

Mons. Juan de Dios Hernández, octavo Obispo de Pinar del Río, fue ordenado Obispo el 14 de enero de 2006, y se desempeñó desde entonces como Auxiliar de La Habana y Secretario General de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) y en la misma Institución, Presidente de la Comisión para la Vida Religiosa.

Como Secretario General de la COCC, ha potenciado las prácticas de Coordinación Pastoral, como instancia de reflexión al servicio de las 11 diócesis, buscando el intercambio de experiencias y la articulación de esfuerzos entre las distintas pastorales. Asimismo ha potenciado el diálogo con las distintas congregaciones religiosas, y con la Conferencia Cubana de Religiosos (CONCUR) sobre todo de cara al servicio evangelizador al pueblo de Cuba, realizado desde los distintos carismas de las congregaciones. En la Arquidiócesis de La Habana fue Vicario Episcopal y Párroco.

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